Informacion sobre drogas y adicciones

Speed (anfetas)

Es una sustancia estimulante de la familia de las feniletilaminas.
Se suele encontrar como polvo cristalino blanco, o bien en forma de tabletas o cápsulas.
En la calle una mínima parte es anfetamina, el resto son edulcorantes, algunos de ellos tóxicos.
Se suelen añadir a la composición del extasis, o para “cortar” (adulterar) la cocaina.

Su consumo presenta dos fases:

La subida: se da una fuerte excitación y euforia. Disminuye la sensación de cansancio, sueño y hambre, y aumenta la capacidad de trabajo y concentración
La bajada: una vez pasados los efectos estimulantes, se empieza a notar un cansancio acumulado. En algunos casos, el consumidor puede sentirse también apático o deprimido.
Otros efectos que se pueden dar son: boca seca y sed, sudoración, aumento de la tensión arterial y de la temperatura.

A dosis elevadas puede producir agitación, ideas de persecución, alucinaciones y conductas agresivas.
En algunas personas, y tras un consumo frecuente, aparecen paranoias. Cuando se suprime bruscamente este consumo, los síntomas que más se manifiestan son de tipo depresivo.
El Speed produce una rápida tolerancia e intensa dependencia psíquica.

El Speed reduce los niveles de calcio del cuerpo. Es importante comer alimentos ricos en calcio.
El Speed favorece la agresividad a quien ya tiene un carácter irritable; así que tranquilidad y no pagues con los demás tus malos rollos.
Recuerda que después de la “subida” viene la “bajada”; estáte preparado/a para aguantarla. Tomar más para evitarla hará que el bajón sea más fuerte.
Si tras el consumo te encuentras mal o te emparanoias, abandónalo y descansa. Si no mejoras acude a un servicio de atención especializada.

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Es una sustancia estimulante obtenida de la planta de la coca. Su componente real es el clorhidrato de cocaína, y suele ser la forma más consumida en España.
Su forma de presentación más común es en polvo blanco y cristalino. Se suele esnifar.

Las fases al consumir cocaína son:

La subida: (a los pocos minutos del consumo). Se dilatan las pupilas, aumenta el ritmo del corazón, la respiración y la temperatura del cuerpo. El consumidor se siente eufórico, con sensación de fuerza y mayor capacidad de concentración y de imaginación.
La bajada: (aprox. A las 1/2 hora) van disminuyendo los efectos anteriores, y aparecen otros de sentido contrario: apatía, cansancio, síntomas de ansiedad o depresión…

Con el consumo esnifado, puede dañarse el tabique nasal, y cuando se comparte el rulo, aumentan las posibilidades de contraer enfermedades infecciosas.
A dosis altas, algunas personas presentan una intensa ansiedad, insomnio, paranoias y alucinaciones que pueden conducirles a un comportamiento violento.
La cocaína provoca una dependencia psicológica muy importante, caracterizada por un fuerte impulso a seguir consumiéndola. También genera una rápida tolerancia, que hace que se tenga que aumentar la dosis para conseguir los mismos efectos. Cada vez aumenta más el número de personas que piden tratamiento.

Para dañar menos las fosas nasales, altérnalas y evita las piedras, conviene aspirar un poco de agua tibia para eliminar los restos.
Sé consiente de que los efectos de la coca se acaba. Querer continuar “subiendo”, puede provocar que la “bajada” sea más fuerte.
Los efectos del alcohol se contrarrestan con los de la cocaína e intensifica el deseo de tomar más.

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