BEBIDAS ENERGÉTICAS: ¿saludables o conllevan riesgos?

 

 

Las bebidas energéticas son bebidas sin alcohol con diverso contenido de sustancias estimulantes, por lo que disminuyen la sensación de fatiga y agotamiento, pudiendo incrementar también la resistencia física y un aumento de la habilidad mental. Desde su aparición en el mercado en la década de los 90, han alcanzado un alto nivel de popularidad, lo que ha provocado cierta preocupación por sus efectos tanto en determinadas edades, como en relación a su consumo excesivo (incluso a veces compulsivo).

Veamos, pues, algunos aspectos de interés para disponer de más información:

1.- No son bebidas alcohólicas, pero tampoco son bebidas deportivas (que llevan una menor cantidad de cafeína y no llevan estimulantes) .

2.- Contienen cafeína (por lo general, en mayor concentración -a veces, excesiva- que el propio café) y estimulantes como taurina, gingseng, L-carnitina L-tartrato (LCLT), guaraná, etc; que, combinadas con la cafeína, sí pueden ser perjudiciales para la salud.

3.- Los sectores más jóvenes de la población (niños, adolescentes, estudiantes universitarios) se han convertido en dianas de las comercializadoras de estos productos. Las estrategias de marketing aprovechan reclamos como su uso para evitar la fatiga, aumentar el rendimiento, y sus atractivos sabores -además del atractivo diseño de sus envases-. En este sentido, la publicidad suele mostrar el producto como seguros, y precursores de mejores estados de bienestar.

4.- No son del todo conocidos los efectos a a medio y largo plazo de algunos de sus componentes; aunque los estudios muestran una relación directa entre las sustancias estimulantes y diversos efectos sobre la salud, como: dolores de cabeza, dolor en el pecho, ansiedad o nerviosismo, falta de concentración, dificultad para conciliar el sueño, aumento de peso, problemas dentales por su contenido en azúcar, hipertensión, incidencia coronaria.

5.- Su consumo habitual para aguantar el ritmo cotidiano, puede facilitar su consumo compulsivo y, por tanto, dar paso a un problema de adicción.

6.- Su combinación con bebidas alcohólicas aumenta sus riesgos, ya que los efectos estimulantes pueden enmascarar los depresores y la embriaguez del etanol, pudiendo repercutir en una mayor ingesta de alcohol baja la sensación de control (la toxicidad orgánica y consiguientes riesgos siguen correspondiendo a la cantidad consumida, y no la -falsa o no- autopercepción personal.

Las autoridades sanitarias, en definitiva, recomiendan su consumo moderado/puntual, así como evitar el mismo por parte de sectores vulnerables (niños, estudiantes, embarazadas). Igualmente, aconsejan un consumo responsable y una actitud de precaución hacia la ingesta de este tipo de bebidas.

Video de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN)