TikTok se ha convertido en una de las aplicaciones más usadas entre los menores (si no la más - por delante, incluso de Youtube en EEUU y el Reino Unido-). Su éxito, no lo olvidemos, no es fruto de la casualidad.

Todo producto puesto en el mercado (y las Apps, obviamente lo son) persiguen rentabilidad comercial; y, para ello, están diseñadas milimétricamente para alcanzar su objetivo.

Partiendo de la base de estar creadas a partir de estudiadas preferencias por parte del sector poblacional al que se dirigen, todo está pensado para atraer y mantener como usuario al menor: inmediatez, tiempo estipulado para el audiovisual, música, filtros, etc. etc. De ahí su éxito.

Pero más allá de sus resultados (supercreativos, divertidos, e incluso de ayuda a sensibilizar, informar y difundir), hay tres aspectos que no debemos olvidar:

1.- Todo lo que está diseñado para atraer y mantener, puede facilitar comportamientos y actitudes obsesivas y/o compulsivas hacia el objeto. Facilitar conductas de tipo adictivo, vaya.

2.- Toda red social conlleva unos riesgos asociados (privacidad, contenidos inadecuados, posibilidad de uso con fines perversos...)

3.- Si sumamos éxito comercial + búsqueda de rentabilidad, nos podemos encontrar con un peligroso coctel: ¿ por qué no aprovechar la ingenuidad (o falta de actitud crítica en ocasiones) de los usuarios, para obtener réditos económicos simultáneamente?

Os invitamos a leer un interesante artículo, en la página web Hábitos cibersaludables. Que nos sea de provecho:

https://www.habitoscibersaludables.com/post/tiktok-protege-a-tus-hijos-de-la-app-mas-adictiva

 

 

La campaña  "TODOS/AS SOMOS RESPONSABLES" pretende retrasar la edad de inicio en relación al consumo de alcohol, desde la consideración de que la precocidad puede convertirse en un importante factor de riesgo en cuanto a posibles problemas futuros con el mismo.

Si el estudio "La población andaluza ante las drogas XIV" establece la edad de inicio alrededor de los 16,6 años (datos de 2017), lo cierto es que nuestra experiencia diaria nos muestra que una amplia mayoría de adolescentes de entre 15 y 16 años ya han probado el alcohol, y muchos de ellos incluso han tenido experiencias de embriaguez.

De ahí la necesidad de que todos/as aportemos una actitud de responsabilidad al respecto; ya sea desde nuestro servicio (aportando disponibilidad, información y propuestas para que el mensaje de las posibles consecuencias negativas del consumo de alcohol -su abuso, y no sólo en términos cuantitativos- cale entre los más jóvenes), los propios adolescentes (manteniendo actitudes de alerta ente el consumo de bebidas alcohólicas, y promoviendo la búsqueda de alternativas de diversión más saludables), las familias (verdaderos motores de actitudes en uno u otro sentido y contenedores de comportamientos indeseados), los comercios de alimentación y hostelería (extremando las medidas para dificultar la accesibilidad de los menores de edad a las bebidas alcohólicas), e incluso el resto del contexto social (micro y macrosocial) en el que nos movemos y vivimos.

Porque esta es una tarea común. Es una responsabilidad de todos/as.